La globalización acecha a la Navidad
21 de diciembre de 2006Ni las más arraigadas tradiciones parecen estar a salvo de la vorágine de la globalización. Por estos días lo está sintiendo en carne propia la pequeña localidad de Seiffen, ubicada en la región del Erzgebirge, en la frontera entre Alemania y la República Checa. Ocurre que allí, en el corazón mismo de la artesanía navideña germana, se ha instalado un empresario con una tienda que para muchos lugareños constituye todo un sacrilegio. "Artesanía de todo el mundo", promete el letrero colocado en el frontis del local. Pero, en este caso, ese "todo el mundo" queda reducido a China, donde el emprendedor hombre de negocios germano-occidental manda a fabricar su mercadería.
En la boca del lobo
Los habitantes de Seiffen intentaron por todos los medios evitar que el advenedizo lograra instalarse en el pueblo y arruinar los precios de los adornos artesanales. Se cuenta que, en un comienzo, le negaron habitaciones en un hotel del lugar y que por lo menos dos de sus intentos de arrendar un local fueron bloqueados con éxito. Pero Johannes Schulte no se dio por vencido y por fin consiguió su propósito. Al fin y al cabo, la comunidad local no dispone de medios legales para expulsarlo.
Schulte cuenta con cerca de 250 operarios que producen los adornos navideños "estilo Erzgebirge", en una fábrica ubicada al sur de Shangai. Cada uno de ellos gana entre 70 y 120 euros al mes. Bastante menos de lo que perciben los artesanos de Seiffen, cuyos sueldos bordean los 900 mensuales. Pero, según el empresario occidental, también estos últimos podrían beneficiarse e incrementar sus ingresos si el negocio prospera en forma acelerada. Sus planes, en todo caso, apuntan a la expansión e incluyen recurrir a los conocimientos de los artesanos locales para elaborar los modelos que habrán de servir a la producción en China.
"Original en vez de plagio"
Tales perspectivas no atraen, sin embargo, a los lugareños, que más bien ven amenazado el prestigio de sus productos tradicionales. "No se trata de una mera mercancía, nosotros producimos aquí bienes culturales", argumenta Dieter Ulmann, de la Asociación de Artesanos del Erzgebirge. Y advierte que "Si la artesanía en madera del Erzgebirge ya no proviene de esta región, los precios se desmoronarán".
A falta de otros recursos para librarse del globalizado competidor, han optado por desplegar una campaña en defensa de los productos locales. "Original en vez de plagio", es el lema que han impreso en afiches y autoadhesivos, con la esperanza de obtener la solidaridad de los compradores que, en definitiva, tendrán la última palabra.