La "hoja de ruta" no pasa por la Casa Blanca

Escepticismo es el término diplomático que suele utilizarse para eludir, elegantemente, una expresión franca de rechazo. Y ése fue justamente el empleado para definir la reacción de Europa al espaldarazo que dio el presidente estadounidense, George Bush, a los planes del primer ministro israelí, Ariel Sharon. Planes que podrían resumirse en una retirada completa de la Franja de Gaza, a cambio de mantener algunos asentamientos importantes en la Cisjordania, y que escapan, desde luego, a lo previsto en el plan de paz conocido como "hoja de ruta".

Paso peligroso

Si bien los gobernantes de la Unión Europea evitaron las críticas abiertas a Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores irlandés, Brian Cowen, declaró que la Unión Europea no reconocerá ninguna modificación de las fronteras previas a 1967, a menos que ambas partes lo acuerden en un tratado. Dicho de otro modo, la UE sólo aceptará lo que implica en el fondo el plan de Sharon, si también lo aprueban los palestinos. Y eso es algo que no se puede ni soñar, como lo demuestran ya las indignadas reacciones palestinas.

El presidente francés, Jacques Chirac, calificó de peligroso poner en duda, unilateralmente, las fronteras en el medio oriente, mientras el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, indicó que la paz y la seguridad sólo se conseguirá mediante "un arreglo que resguarde los intereses de ambas partes".

Europa fuera de juego

El único que parece dispuesto a aplaudir las novedades llegadas de la Casa Blanca es el premier británico, Tony Blair, quien calificó el encuentro de Bush y Sharon de un paso importante hacia la paz en el Medio Oriente. La declaración que hizo circular al respecto insta a los palestinos a demostrar la voluntad de llevar al éxito la anunciada retirada israelí de la franja de Gaza y a asumir sus responsabilidades en materia de seguridad. El mensaje de Blair para la comunidad internacional es que debe aprovechar ahora la ocasión de dotar de nueva vida la "hoja de ruta".

Sin embargo, otros estiman que los últimos acontecimientos no han hecho más que sellar definitivamente el acta de defunción del citado plan de paz. La Unión Europea, que fue su principal promotor, ha quedado desde ya fuera de juego. Siempre fue un hecho que Washington lleva la voz cantante en lo que respecta a las negociaciones del Medio Oriente, pero nunca había sido tan evidente que el coro europeo no figura en esta partitura. Y no lo hará mientras no adopte una actitud decidida y se atreva a jugárselas seriamente por su propia propuesta de paz.