Merkel en París: la canciller visita a Chirac
23 de noviembre de 2005La guerra de Irak unió más que nunca a Francia y Alemania. Ambos países se convirtieron en abanderados de la Unión Europea y en defensores de una política internacional propia, comunitaria e independiente de los intereses estadounidenses. Fue la "entente germano-alemana" que tanto criticaron en su día los democratacristianos de la CDU, el partido al que pertenece la nueva canciller alemana, Angela Merkel.
La CDU también recriminaba a Gehard Schröder que, empeñado en hacer política a lo grande, su gobierno centrara las relaciones internacionales exclusivamente en Francia y Rusia, olvidando a los socios más pequeños.
Hoy, 24 horas después de ser nombrada oficialmente jefa del Ejecutivo, Merkel hizo trizas las objeciones del pasado y viajó a París para reunirse con el Presidente francés Jacques Chirac. Todo un símbolo.
Buenas relaciones con Francia
Los democristianos habían pronosticado que la enemistad con Estados Unidos tendría graves consecuencias para Alemania. Después de casi tres años de conflicto en Irak, los que se encuentran en dificultades son el presidente Bush y su gobierno, y la CDU fue arrastrada por sus propios ciudadanos, mayormente contrarios a la guerra, hacia el bando socialdemócrata.
Liquidado el tema de "guerra sí, guerra no", Merkel quiso con su viaje dejar claro que la UE no puede permitirse, y menos tras el fracaso de la Constitución, un distanciamiento entre Alemania y Francia. Ambos países deben continuar siendo motor de la Unión, y teniendo en cuenta las declaraciones de Chirac y Merkel hoy en rueda de prensa, el cambio de gobierno en Alemania no va a mermar las buenas relaciones entre los dos países, consolidadas durante el mandato de Schröder.
"Es una señal de amistad, un gran honor el que nos brinda usted hoy", dijo Chirac al recibir a Merkel. Y aunque la canciller evitó hablar, como sí hizo Chirac, del "eje franco-germano", Merkel declaró estar "profundamente convencida de que será una relación intensiva y amistosa" la que una a los dos vecinos centroeuropeos.
Bruselas: más cerca de Europa
Tras abandonar París, la segunda escala de Merkel en este viaje fue Bruselas, donde se reunió con José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, quien destacó la importancia de una Alemania fuerte con un gobierno estable para el futuro europeo.
Tema del encuentro con Barroso fue sin duda la Constitución Europea, que Merkel considera primordial reavivar. Mañana la mandataria se informará de primera mano en Londres con el Primer Ministro Tony Blair sobre lo acaecido durante el trimestre de presidencia europea británica.
En el Parlamento Europeo, Merkel recibió personalmente la enhorabuena por la cancillería del presidente de la cámara, el español Josep Borrell, quien transmitió además su deseo de que la canciller hable en Parlamento.
EE UU y Europa del este
Los encuentros informales con los colegas franceses de la "era Schröder" van a continuar con Merkel: Chirac viajará a Berlín principios de diciembre, y para la próxima primavera queda fijado el siguiente encuentro de ministros germano-franceses. Pero la canciller no quiere que su política sea "seguidista", sino con acento propio.
Por eso, Merkel visitó también la sede de OTAN y se reunió con su secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, como señal de la importancia que la organización tiene para Alemania, y haciendo un claro guiño a Estados Unidos.
El embajador estadounidense en Berlín, William Timken, escribió en el periódico alemán Berliner Zeitung que su país "acoge con alegría el refuerzo de las relaciones bilaterales [entre Alemania y EE UU] bajo el nuevo gobierno", aunque Merkel ha querido también resaltar que el acercamiento a EE UU no significará en ningún caso presencia de soldados alemanes en Irak.
No sólo los Estados Unidos vuelven a la agenda de la cancillería alemana. Merkel ha anunciado ya que el entendimiento con Francia no será a consta de los socios pequeños y afirma que dará un impulso a las relaciones con los países del este de Europa.
Quizás una canciller nacida en el este de Alemania sea la persona más adecuada para acercarse a los nuevos miembros de la Unión. Quizás una mujer sepa dar un nuevo perfil a la política exterior alemana. Desde luego, pese a las buenas maneras entre Schröder y Chirac, el presidente francés nunca recibió al ex canciller con un beso en la mano.