Messi busca revancha ante Alemania: "ahora, tengo la oportunidad"
29 de junio de 2010"Va a ser un partido duro. Alemania tiene muy buenos jugadores", advierte Messi. El delantero no ha olvidado la frustración de hace cuatro años, cuando los anfitriones dejaron a Argentina fuera del Mundial en la ronda de penaltis. Pero Messi también recuerda el último encuentro entre ambas potencias del fútbol. "Ya tuvimos la oportunidad de jugar contra ellos antes de venir para acá y más o menos conocerlos", dice. Aquel encuentro, celebrado en marzo en Múnich, se saldó con un 1-0 a favor de los albicelestes.
El choque del próximo sábado se parecerá, sin embargo, más al de Alemania 2006 que al amistoso de Baviera. Pero, en el tiempo transcurrido, el jugador del Barcelona ha pasado de ser una promesa a convertirse en el mejor futbolista del planeta, y esta vez podrá, al contrario que entonces, de estar sobre el campo. "Voy a estar dentro de la cancha", se alegra, " y ojalá pueda hacer las cosas bien".
Hambre de gol
En Sudáfrica, Messi está viviendo su mejor momento con la camiseta nacional argentina. Es el jugador desequilibrante del combinado, el hombre imprescindible, el socio del gol de la potente delantera albiceleste. Sólo los tantos propios se le siguen resistiendo. Messi tiene hambre de gol, y espera saciarla ante los germanos.
"Arriba, los alemanes son fuertes", reconoce. Pero el argentino no le teme a los desafíos. Pocas horas antes de cumplir sus 23 años, se calzó la semana pasada por primera vez la cinta de capitán. Un hito más en una carrera que en pocos años lo cubrió de gloria: fue elegido el mejor jugador del mundo por la FIFA en 2009, ganó la "triple corona" con el Barcelona, fue el goleador de la Liga española y el de la Liga de Campeones europea.
La guinda del pastel sería el Mundial, y hacia allí apunta Messi. Maradona lo nombró su heredero, le dio el 10 y le pidió que ser "el mejor de todos los tiempos". Y también lo provoca, como cuando apostó antes del partido contra México a que no marcaría un gol.
Lejos del banco
Messi no es de los que se rinden. Siendo aún un adolescente, optó por dejar el humilde barrio de La Bajada de Rosario para irse a jugar al Barcelona. Allí, tuvo que someterse primero a un tratamiento con hormonas de crecimiento para compensar su pequeñez; el apodo "la pulga" no viene de la nada.
En Sudáfrica se ha echado el equipo al hombro en los cuatro partidos que ha jugado Argentina. Con 267 pases y un 73 por ciento de aciertos, las estadísticas de la FIFA confirman que sin él Gonzalo Higuaín no podría ser el goleador del Mundial, ni Carlos Tevez haber anotado dos tantos ante México en octavos de final, con polémica incluida por su posición adelantada. Omnipresente en el campo, en los tiros de esquina, en el mediocampo y en el área, es el jugador más temido por los adversarios.
Maradona admitió que sería "un pecado" dejar afuera a Messi en un encuentro del Mundial. No pensaba lo mismo en Alemania 2006 el entonces técnico argentino, José Pekerman, que lo condenó a lo que más detesta, mirar un partido desde fuera. "Messi quiere jugar siempre y eso me encanta", declaró Maradona. Lo mismo relata quien fuera su entrenador en las divisiones inferiores de Newell's Old Boys en Rosario, Adrián Coria: "Era imposible que se quedara cinco minutos sentado en el banco", recuerda entre risas.
El sábado en Ciudad del Cabo, Messi podrá practicar su revancha personal: contra el banquillo y contra los penaltis de 2006.
dpa
Editora: Luna Bolívar Manaut