¿Mujeres predestinadas a la migraña?

DW-WORLD: Usted es director de la Clínica del Dolor en Kiel y se lo tiene como el especialista alemán en migraña. ¿Cuál fue el camino hasta esa denominación?

Dr. Göbel: Lo primero fue una formación y una especialización en neurología. Vi que había mucha gente que sufría de dolores de cabeza, pero que había muy pocos conceptos estructurados para tratarlos, tanto en el ámbito clínico como en el ambulante. Todo se trataba "caseramente". Por eso me propuse la especialización, para que los pacientes reciban la atención que necesitan. Comencé con el tema en el año 1990.

Usted asevera que la migraña es una enfermedad por sí misma y no un síntoma de otra cosa...

Sí, ése es un punto central. Antes se creía que era un síntoma de alguna otra cosa, que había que detectar -con una radiografía o en el laboratorio- y retirar. Pero este tipo de dolor no actúa de acuerdo a eso. Existe sin que en la radiografía aparezca algo patológico y por eso se planteó la pregunta de cómo podía existir un dolor sin correlación. La investigación ha detectado que hay una serie de causas como procesos eléctricos y bioquímicos que no se puede detectar con las actuales posibilidades clínicas. Estos dolores son, por ende, enfermedades independientes, que aparecen sin causa aparente. Y hay que tratarlos especialmente, y no como se hacía antes cambiando el anticonceptivo, tratándose de la columna o asistiendo al masajista.

"La hormona masculina testosterona parece disminuir la percepción del dolor; y el estrógeno bloquea los mecanismos que paran el dolor. Por eso las mujeres sufren más de migraña que los hombres" es la explicación popular. ¿Es verdad?

En parte. Básicamente, los pacientes que padecen de migraña se diferencian de los otros pacientes, porque perciben estímulos mucho más rápido que otros. Registran muy rápido. Esto tiene que ver con su composición genética. Por ello, este tipo de pacientes son personas muy activas, piensan más complejamente y tienen sentimientos mucho más profundos.

Sin embargo, con todo lo útil que resultan esas características, puede suceder que en la vida cotidiana, si sucede todo de una vez y de repente se da una sobrecarga de estímulos, que conlleva un déficit de energía en el sistema nervioso. A ello le sigue una liberación de sustancias neurotransmisoras que provocan una inflamación neurógena, sin bacterias. Esto a su vez produce el dolor pulsátil que caracteriza a la migraña. En los pacientes que sufren migraña su nivel de serotonina -uno de los neurotransmisores más importantes del sistema nervioso- está alterado. Si se le administra triptanes, el nivel de serotonina se regula.

Pero, ¿es verdad que las mujeres sufren más de migraña que los hombres?

Es verdad. Cerca de un 17% de las mujeres sufren de migraña y un 6% de los hombres. Lo que significa una proporción de 3 a 1. Al saber de dónde proviene, se puede aseverar que las mujeres tienen un rendimiento cerebral mayor y más rápido. Las mujeres pueden percibir mejor y más rápido los estímulos y su emocionalidad es más profunda que la de los hombres. Por ello la irritabilidad es mayor en las mujeres que en los hombres. Muchas investigaciones neurofisiológicas internacionales del sistema nervioso han dado estos resultados, que se obtienen por ejemplo midiendo la actividad y los cambios del sistema nervioso al haber alteraciones en el entorno físico.

Una popular revista alemana para el público femenino publica un programa de cinco puntos en contra de la migraña. ¿Existe algo así?

Un programa de cinco puntos podría ser así: Uno, y el más importante, es asumir que si todo lo que llega muy rápido y muy repentinamente causa migraña, hay que reconocerlo y evitarlo. Un diario en donde se registre cuándo y cómo ha sucedido qué cosa suele ser útil. El día más frecuente para la migraña es el sábado por la mañana. El motivo más común es que el viernes el paciente se ha acostado más tarde, se sale de la tensión a la distensión, se desayuna más tarde. Y ya está la turbulencia en el sistema nervioso y el ataque de migraña.

Dos: conservar un ritmo continuo de sueño y actividad. Tres: cuidar el ritmo en las comidas, ingiriendo sobre todo carbohidratos, pues el sistema nervioso requiere de la energía que producen los carbohidratos. No necesita de grasa ni de proteína. Cuatro: aprender a decir "no". Los pacientes con migraña son gente muy activa; suelen no poder soportar que el trabajo se quede sin hacer, y trabajan hasta que acaban con sus tareas. Eso suele exceder la capacidad del sistema nervioso. Es decir un rendimiento del 100 por ciento está bien, no tiene por qué ser un 180 por ciento. Cinco: tener a mano un método para relajarse. La relajación progresiva de los músculos ha dado muy buenos resultados.

E ingerir los medicamentos adecuados. Aquí se ha tenido muy buenos resultados con triptanes. Lamentablemente hay muchos pacientes que no lo tienen a disposición, porque falta la información adecuada en los médicos.

¿Es el tipo de alimentación un factor decisivo en la migraña? Y en caso de serlo, ¿existen diferencias entre los diversos países europeos por ejemplo?

La asiduidad de la migraña es relativamente homogénea en Europa. El tratamiento, sin embargo, es

muy diferente. En el norte de Noruega, Dinamarca y Suecia se trata óptimamente. Bélgica, Irlanda, Grecia son los más atrasados. La alimentación no es punto crucial aquí, sino el sistema sanitario, es decir en qué medida se provee a los pacientes del medicamento adecuado.