Schröder deja la jefatura del SPD
7 de febrero de 2004La oposición se frota las manos y proclama "el comienzo del fin de este gobierno". La repentina decisión de Gerhard Schröder de abandonar la jefatura del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), seguida por la renuncia de Olaf Scholz al cargo de secretario general, sin duda da cuenta de los problemas de dicha colectividad. Aunque el canciller recurrió a la justificación consabida en estos casos -el deseo de concentrar sus energías en la conducción del gobierno- lo cierto es que no habían pasado inadvertidas las críticas lanzadas desde diversos sectores del partido contra su política.
Quejas internas
El jefe de la bancada socialdemócrata de la Baja Sajonia, Sigmar Gabriel, se había quejado públicamente de la baja de popularidad que sufre el SPD, como consecuencias de las reformas que pretende llevar a cabo Berlín. "Los resultados de las encuestas hablan un lenguaje claro", señaló el dirigente regional, apuntando que lo sustancial para los socialdemócratas es si se conseguirá mantener un equilibrio social. "Reformar no significa vaciarle continuamente los bolsillos a la gente", puntualizó Gabriel, quien considera necesario abordar otros temas, como la educación, la familia y la situación de los grupos de bajos ingresos.
Otros correligionarios, por su parte, habían demandado una reestructuración del gabinete de gobierno, por estimar que algunas de sus figuras estaban demasiado "gastadas" ante la opinión pública. Sea como fuere, para nadie era un secreto que el partido atraviesa serias dificultades internas. La jefa del SPD de Hesse, Andrea Ypsilanti, llegó a reconocer que la situación era "terrible".
En busca de cohesión
En suma, la cúpula socialdemócrata ha tenido que admitir que no logra transmitir adecuadamente su mensaje político, no sólo a la gran masa de la ciudadanía, sino también a parte considerable de sus propias huestes. Schröder, por lo visto, confía en superar el problema entregando la conducción del partido a uno de sus más cercanos: el jefe de la bancada parlamentaria del SPD a nivel federal, Franz Müntefering.Su elección formal habrá de llevarse a cabo en un congreso extraordinario del partido, en marzo.
La lealtad de Müntefering está más allá de toda duda; no así su carisma. Y esta cualidad probablemente le haga falta al tratar de restablecer la cohesión interna, lo que implica principalmente derribar las resistencias a los recortes sociales previstos en la agenda de reformas. Sin embargo, se muestra dispuesto a emprender enérgicamente su misión y afirma que, "después del de Papa", el cargo de jefe del SPD es el mejor. Su mensaje es claro: "el partido debe saber que la oposición es parte de la democracia, pero son los otros los que deberían hacer oposición y no nosotros".