Semprún: el recuerdo vivo de Buchenwald
10 de abril de 2005Buchenwald fue el mayor campo de concentración erigido por los nazis en Alemania. Entre 1937 y 1954 estuvieron internadas allí cerca de 250.000 personas de toda Europa: judíos, gitanos, opositores políticos del régimen de Hitler y prisioneros de guerra soviéticos. Más de 56. 000 murieron de hambre y de frío, o fueron asesinadas por las SS. 21 mil prisioneros sobrevivieron el horror de Buchenwald, que acabó con la llegada de las tropas estadounidenses el 11 de abril de 1945.
La vivencia de la muerte
Muchos de ellos se dieron cita este domingo en Weimar, para conmemorar el aniversario de la liberación. Entre ellos se contó quien fuera el preso Nr. 44904: el escritor español Jorge Semprún, quien advirtió que dentro de una década la mayoría de los sobrevivientes ya no estará presente. "Ya no habrá recuerdos inmediatos, ni testimonios directos, ni recuerdo vivo: la vivencia de aquella muerte habrá terminado", dijo el literato en la ceremonia central, en el Teatro Nacional de Weimar.
Nadie tendrá en su memoria sensorial el recuerdo del olor de los crematorios, señaló Semprún, pero subrayó que "la memoria judía de los campos de concentración será mucho más duradera". Por eso le corresponde una gran responsabilidad para el futuro, como depositaria de las experiencias de todos, no sólo de los judíos.
Padrinos del recuerdo
También el presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Paul Spiegel, exhortó a las nuevas generaciones a asumir ese desafío. "Grábense el nombre de una de las víctimas y asuman así una especie de padrinazgo espiritual del recuerdo", pidió. Y llamó la atención sobre el peligro que supone la extrema derecha, que logró llevar diputados a los parlamentos regionales de Sajonia y Brandeburgo. "Su meta de convertirse en una parte natural de la cultura política y social de Alemania debe alarmarnos", subrayó.
También el canciller alemán, Gerhard Schröder, instó a no olvidar jamás lo ocurrido: "La muerte de millones, el sufrimiento de los sobrevivientes, la tortura de las víctimas, nos imponen la tarea de forjar un futuro mejor. No podemos borrar el pasado. Pero podemos aprender de la historia y de la época de la vergüenza de nuestro pueblo. Nosotros, los que nacimos después, los representantes de una Alemania distinta y democrática, no permitiremos que la injusticia y la violencia, el antisemitismo, el rasismo y la xenofobia vuelvan a tener una oportunidad", aseguró.