Sufragio electrónico en Venezuela, voto de confianza
9 de marzo de 2018El hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, adelantó los comicios presidenciales de diciembre a abril con la esperanza de acelerar su reelección. La Unión Europea y diecinueve democracias americanas lo instaron a suspender esa convocatoria, argumentando que las autoridades venezolanas no podían garantizar un proceso "libre, justo, transparente, legítimo y creíble" en tan poco tiempo. Aunque la votación fue reprogramada para el 20 de mayo, esas dudas no se disipan. Pese a todo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) insiste en que los mecanismos a la mano en la nación caribeña blindan el sufragio de sus habitantes contra todo fraude.
"El sistema de votación en Venezuela es totalmente automatizado y puede ser auditado en todas sus fases. En el año 2004, Venezuela se convirtió en el primer país del mundo en realizar una elección nacional con máquinas que imprimen el comprobante del voto. (…) Venezuela volvió a marcar la pauta, cuando realizó la primera elección nacional con autenticación biométrica del elector y la posterior activación de la máquina de votación", sostiene el CNE en su página web, exaltando el rol que juegan las impresiones dactilares de los venezolanos en el "innovador" Sistema de Autenticación Integral desde los comicios presidenciales de 2012.
"El paquete de votos de cada máquina viaja encriptado a través de una red segura que provee la empresa de telecomunicaciones estatal CANTV. La red está aislada de Internet y tiene múltiples niveles de seguridad y autenticación. Ninguna computadora externa puede penetrar los resultados electorales", subraya el CNE. "El sistema de totalización descansa en poderosos servidores, los cuales reciben los resultados electorales provenientes de todas las máquinas de votación distribuidas en el país. El sistema de totalización sólo recibe datos de máquinas de votación autenticadas y autorizadas por el CNE", agrega en su comunicado online.
Transparencia: el CNE da su palabra
Oficialmente, se cuenta con siete instancias para verificar la voluntad manifestada por los venezolanos en las urnas: el voto físico, impreso con tinta de seguridad sobre un papel con marcas de agua e identificado con un código no secuencial que protege el secreto del mismo; la memoria fija (interna) de cada máquina; la memoria removible (externa) de cada máquina; el acta de escrutinio de la mesa de votación; el voto electrónico transmitido a los centros de contabilización; el acta electrónica transmitida a esos centros y el acta de totalización. La proveedora de esta tecnología electoral es la empresa multinacional Smartmatic.
Según el CNE, Smartmatic fue contratada en 2004 "tras haber obtenido los más altos puntajes frente a sus competidoras, en materia de seguridad y auditabilidad del sistema". Hasta los comicios legislativos de 2015, tirios y troyanos aseveraban que el venezolano era un sistema automatizado de votación a prueba de manipulaciones. Más tarde, la oposición esgrimió que las tres elecciones celebradas en 2017 estuvieron signadas por irregularidades. De hecho, la relación de Smartmatic con su cliente se agrió cuando la compañía clamó que había tenido lugar un fraude en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente el 30 de julio de 2017.
Eugenio Martínez, periodista especializado en el análisis de procesos electorales, arguye que ninguna de las denuncias que circularon el año pasado hizo referencia a una manipulación del sistema automatizado de votación. "Lo que los voceros de Smartmatic dijeron fue que el sistema había contabilizado 6,5 millones de votos y que, en la alocución correspondiente, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, había leído en voz alta '8 millones', un resultado distinto del que estaba escrito en el acta imprimida por la sala de totalización de votos del CNE. Smartmatic no denunció una manipulación del sistema durante la elección de la Constituyente", enfatiza el comunicador.
Fraude: la tecnología y la injerencia humana
La jefa del CNE rechazó las acusaciones en su contra. "Habría sido fácil comprobar si quien decía la verdad era Smartmatic o Tibisay Lucena. Habría bastado con que el CNE publicara todos los resultados de todos los centros electorales y de sus respectivas mesas de votación; pero la institución se negó a hacerlo, limitándose a publicar el resultado de los comicios a escala nacional y por estado", acota Martínez en entrevista con DW, sugiriendo que los déficits atribuidos al sistema electoral de ese país tienen menos que ver con la tecnología implementada que con las interferencias humanas, previas y posteriores a la activación de las máquinas.
"Por cierto, Smartmatic anunció su retirada definitiva de Venezuela el martes pasado (6.3.2018). La licencia de uso de su software, que permite el escrutinio, la transmisión y la totalización de resultados electorales, se venció en diciembre de 2017. Y a estas alturas, el CNE no ha aclarado si el Gobierno venezolano renovará esa licencia o si incurrirá en un delito al utilizar el software en cuestión durante los comicios presidenciales. Tampoco ha habido pronunciamiento alguno de la filial venezolana de la empresa argentina ExCle, cuyos técnicos sustituyeron a los de Smartmatic después del impasse de esa compañía con el CNE", dice Martínez.
En todo caso, el experto no cree deseable un retorno al voto analógico. "Esa posibilidad ha sido objeto de debate recurrente en Venezuela. Uno de los argumentos en contra es que, en un país donde el partido de Gobierno controla todos los poderes públicos, incluido el electoral, reinstaurar el voto manual no ofrecería más garantías de transparencia que el electrónico, sino menos: sin el voto electrónico no habría manera de obtener pruebas fehacientes de manipulación de actas o del escrutinio de los votos", opina Martínez.
Evan Romero-Castillo (VT)
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