090710 Massaker Srebrenica
10 de julio de 2010Qiagen es una compañía dedicada a la biotecnología. En uno de sus laboratorios de Hilden, en el noroeste de Alemania, el científico Mario Scherer sostiene un cuadrado azul de aspecto futurista. Este aparato dispone en el interior de unas centrifugadoras que aceleran y dividen el material biológico, y de unas "columnas"- unos tubitos de plástico-, rellenas de una sustancia especial capaz de atrapar las moléculas de ADN y separarlas del resto.
Al principio, los investigadores de Qiagen pensaron que su cubo podría "extraer" el ADN cuando las fuentes fueran sencillas, por ejemplo, unas pruebas de sangre. Pero pronto descubrieron que era capaz de filtrar la información genética incluso de restos óseos.
"En los huesos, sobre todo si son viejos y han permanecido durante años enterrados en condiciones poco apropiadas, influidos por procesos químicos y de descomposición, el genoma puede estar muy deteriorado. Sometiéndolos a extracción, se obtiene un ADN más limpio", aclara Scherer, algo increíblemente útil para los miembros de la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP) que todavía tratan de identificar a los muertos de la guerra de Bosnia.
Sólo el ADN da nombres
"El ADN es todo lo que tenemos a la hora de identificar a las víctimas, ésas moléculas son lo único que nos devuelve los nombres de los desaparecidos", dice Rene Huel, científico del laboratorio de la ICMP en Sarajevo.
15 años después de la guerra de Bosnia, los cuerpos de miles de personas siguen sin haber sido encontrados y devueltos a sus familiares. Muchos huesos continúan careciendo de identidad. Cientos de sacos con restos humanos se acumulan en las neveras de la ICMP. En ellos está la clave para conocer las verdaderas dimensiones de los crímenes cometidos aquí, y la esperanza de quienes esperan desde hace más de una década a poder enterrar a sus muertos.
Con aparatos como el Qiagen, los expertos de la ICMP extraen el ADN de los huesos encontrados y lo comparan con las pruebas de sangre dadas por los familiares de los desaparecidos. Pero, incluso asistidos por la tecnología más moderna, el trabajo no es en absoluto sencillo. "Un cuerpo no yace siempre en un solo lugar, sino que suele estar repartido por cuatro o cinco fosas diferentes. Lo primero que hacemos es intentar juntar cuanto nos sea posible de cada esqueleto", explica Huel.
La verdad sale a luz
Desde que iniciaran su labor en Bosnia, los científicos de la ICMP han identificado 15.000 cadáveres. La matanza de Srebrenica, que dejó unos 8.500 muertos, es uno de los capítulos más terribles de este conflicto. Entre julio de 2009 y julio de 2010, la Comisión le ha puesto nombre a 775 cuerpos, que han sido entregados a sus familias para que los entierren este domingo 11, el día en que se cumplen 15 años de la tragedia.
"Esperamos que eso le dé al acto resonancia internacional", indica Huel, "en todo el mundo, la gente tiene que saber que estos crímenes no pueden ocultarse, no pueden maquillarse. En algún momento, la tecnología biológica y el AND sacan a relucir la verdad".
Autor: Michael Lange/ Luna Bolívar
Editor: José Ospina Valencia