Thomas Quasthoff, hacia el Olimpo de la música
13 de noviembre de 2009No solamente su gran voz fue determinante para su carrera, sino que sobre todo fue decisiva su perseverancia. Quasthoff nació con graves malformaciones físicas, provocadas por la ingesta de taliomida de su madre durante el embarazo. Sin brazos y con una estatura muy inferior a la media, la entrada en el mundo de la música fue especialmente dura para él.
Talento y voluntad de superación
Nacido sin brazos, Quasthoff fue rechazado por el Conservatorio de Hannover debido a que no podía cursar piano complementario, ni ningún otro instrumento. Le denegaron una y otra vez la formación académica. Su excepcional voz y su talento eran sus únicas armas. Pero tras años de batalla, hoy día él mismo es profesor. Desde que comenzó en 1996 en la Escuela Superior de Música de Detmold no ha parado. Ahora trabaja en la Escuela Superior Hanns Eisler de Berlín.
La consagración
Con 29 años ganó un concurso de la cadena alemana ARD. De escenario en escenario, en cada ocasión fascinaba a los jurados y, sobre todo, al público. Como ganador de concursos se convirtió en un solista muy solicitado. “He llegado a hacer 200 conciertos por año, tenía demasiadas ofertas”, recuerda.
Thomas Quasthoff conquistó el mundo de la música. En 1988 debutó en el Carnegie Hall en Nueva York con Des Knaben Wunderhorn, de Gustav Mahler. Desde entonces ha actuado en casi todas las grandes casas de conciertos del mundo.
Desempeño en la música
A lo largo de su carrera ha vivido muchos momentos especiales. Por ejemplo, él recuerda Pasión según San Mateo de Bach, como una obra con la que creció, como una catedral que se hizo más grande y espléndida con cada granito de arena. La convivencia con todos los participantes juega en las obras un importante rol.
“Una vez viví algo especial con Claudio Abbado. Hacíamos Escenas de Fausto de Schumann y a mí me tocó cantar una aria realmente difícil. Yo estaba agotado con esta aria y permanecí ensayándola detrás de la orquesta. Entonces, cuando al fin conseguí sacar la aria adelante, toda la orquesta en conjunto se dió la vuelta asintiendo con la cabeza como gesto de aprobación. Eso son momentos de completa satisfacción musical”, recuerda Thomas.
Esa es la satisfacción que transmite Thomas Quasthoff a su público. Él sabe cómo aportar a su canto miles de matices emocionales. Quién lo escucha, lo siente y se llena de lo que él canta porque Thomas Quasthoff está completamente comprometido con su música. Hace unos años Thomas fundó el concurso “das Lied”, destinado a las nuevas generaciones de músicos, que otorga importantes becas y posibilidades de debut a jóvenes promesas.
En el Olimpo de la música
Thomas Quasthoff ha recibido una importante cantidad de galardones. Por último, ha sido condecorado con el premio de Conmemoración de Herbert von Karajan y el 1 de diciembre de 2009 recibirá el título de maestro cantor en Viena. Con la pregunta de si es esta la entrada al Olimpo de la música, sonrie Thomas Quasthoff. Olimpo son para él lugares como el Carnegie Hall, la Filarmónica de Berlín, el Conservatorio de Berlín, el Teatro Colón de Buenos Aires o el Teatro de la Scala de Milán.
También la Sociedad Filarmónica de Viena, donde tendrá lugar el nombramiento. “Lugares llenos de arte, música y público. Eso es el Olimpo”, explica Quasthoff.
Próximo a sus cincuenta años, ahora empieza a plantearse cómo terminará su carrera. “No será ninguna despedida silenciosa, aunque tampoco habrá 25 giras“, se ríe. “El día está preparado. Tomaré en brazos a mi mujer, llamaré a mi agente y le diré: Cancela todo lo que está en mi calendario”. Pero todavía no es el momento. Thomas Quasthoff tiene todavía mucho que decir.
Autora: Gudrun Stegen / Ana Sánchez Granado
Editor: Enrique López Magallón