Tropas Wagner: ¿se acerca el fin de los ejércitos privados?
27 de junio de 2023Se suele calificar a las integrantes del grupo Wagner de mercenarios. Sin embargo, eso no es acertado, en el sentido estricto de la palabra. En rigor, se trata de una "compañía militar privada”.
El origen de los ejércitos privados se remonta al término de la II Guerra Mundial, cuando muchos Estados occidentales privatizaron sus fábricas de armamentos; el próximo paso fue la privatización de servicios militares.
Cuando la Guerra Fría llegó a su fin en la década de 1990, y sobre todo Estados Unidos, Gran Bretaña y los antiguos estados de la Unión Soviética redujeron sus fuerzas armadas, muchos soldados profesionales quedaron en la calle. Estos encontraron un lugar es las nuevas "compañías militares privadas” y con frecuencia los propios Estados les han encomendado intervenir en conflictos internos de baja intensidad, para no tener que involucrarse militarmente en ellos en forma activa.
Ventajas económicas
Katharina Stein, quien trabaja en el Instituto de Derecho Público de la Universidad Albert-Ludwig, de Friburgo, y escribe una tesis doctoral sobre sobre el uso de ejércitos privados, explica: "Quienes brindan servicios militares privados son a veces empresas insertas en grandes estructuras empresariales, que pueden ofrecer mucho. (Por ejemplo) entrar, liberar a un rehén y salir”.
Una de las ventajas de contratar a estos grupos radica en que, en un primer momento, resultan más económicos, porque no hay que capacitarlos. "No hay que pagarles para la jubilación, no hay que pagarles cuando se enferman. No hay que comprometerse a pagarles por diez años, sino que se paga por una operación, por ejemplo, por tres meses, para hacer una tarea”, dice la especialista en derecho internacional.
Se trata pues del clásico método de outsourcing, de acuerdo con un cálculo de costos y beneficios. Estados Unidos pagó entre 1994 y 2007 cerca de 300.000 millones de dólares a 12 empresas militares privadas.
El trabajo sucio
Sobre todo, las compañías militares privadas realizan el trabajo sucio, como el grupo Wagner en Siria y Ucrania. Las responsabilidades, por ejemplo en casos de crímenes de guerra, son más fáciles de evadir.
"Siempre se puede decir ‘nosotros no fuimos', esa responsabilidad estatal directa se interrumpe. Las compañías militares privadas pueden contratarse también cuando, por ejemplo, el Parlamento no se decide a enviar militares”.
Pero ceder el monopolio de la fuerza no solo tiene ventajas, como se vio el fin de semana con la marcha del grupo Wagner hacia Moscú.
Estas compañías no suelen ser sometidas a procesos judiciales en los países de origen. "En las últimas décadas sólo se han conocido condenas relacionadas con el fallido golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, en 2004”, dice Katharina Stein.
Zonas grises
Básicamente, las compañías militares privadas son más difíciles de controlar por parte de los órganos estatales, se mueven a menudo en zonas jurídicas grises y se sienten menos atadas a normativas, leyes y preceptos del derecho internacional. Un ejemplo de ello fue la masacre cometida por soldados estadounidenses de Blackwater en Bagdad, que dejó un saldo de 17 muertos, en septiembre de 2007. Cuatro empleados de esa empresa de seguridad responsables de los hechos fueron indultados en su día por el presidente Donald Trump.
Katharina Stein tiene la esperanza de que el caso Wagner conduzca a un cambio sustancial de forma de pensar y que aumente la presión social para crear una reglamentación internacional al respecto. Semejantes intentos han fracasado hasta la fecha. Según la especialista, "a nivel de la ONU ha habido varias iniciativas internacionales para lograr un acuerdo vinculante sobre compañías militares privadas. Pero han sido bloqueadas, sobre todo por Estados Unidos, Gran Bretaña, Sudáfrica e Israel. Estos son también los cuatro países que más recurren” a tales servicios.
(ers/elm)