Túnez en ebullición
9 de febrero de 2013En Nahda, el partido que llegó al poder en Túnez tras la caída de Ben Ali en 2011, es una rama de los Hermanos Musulmanes, que había sido perseguida y actuaba en la clandestinidad durante el antiguo régimen. Se presenta como un partido moderado y se compara a sí mismo con el AKP, gobernante en Turquía. Pero eso no convence a sus detractores.
“El partido juega un juego doble”, afirma Berny Sebe, de la Universidad de Birmingham. “Por una parte se presenta como un partido moderado pero, por otra, hace poco para evitar que sus simpatizantes agredan a los miembros de la oposición”, indica.
Con frecuencia se producen en Túnez ataques contra opositores. Según Sebe, los agresores suelen ser seguidores de los salafistas, una agrupación de islamistas radicales, en parte también violentos. Sebe considera “extremadamente inquietante” que el gobierno casi no actúe ante estos hechos, dando la impresión de que apoya indirectamente a los grupos radicales porque En Nahda ve en ellos potenciales electores.
El desempleo radicaliza
Nadie sabe hasta ahora si fueron salafistas u otros los que estuvieron detrás del asesinato de Belaid. Sus familiares y partes de la oposición culpan a En Nahda, pero el partido rechaza con vehemencia cualquier implicación. “No obstante, En Nahda tiene parte de la responsabilidad, porque ha hecho demasiado poco por proteger a los políticos opositores”, afirma Sebe.
Desde hace meses, la oposición exige la formación de un nuevo gabinete, dado que el gobierno no logra manejar los problemas económicos del país. El desempleo aumenta y, si la crisis se prolonga, afectará también al turismo, una importante fuente de ingresos para Túnez. Además, podría seguir fomentando el extremismo político. “Por experiencia, sabemos que la pobreza y el extremismo están estrechamente ligados”, indica el experto de la universidad de Birmingham.
¿Gobierno tecnocrático?
El primer ministro tunecino, Hamadi Yebali, ha propuesto un gobierno tecnocrático de transición. Pero sectores de su propio partido se oponen. “A todas luces, hay dos alas diferentes que actúan con la etiqueta de En Nahda”, indica Sebe. De un lado está el ala moderada, dirigida por Yebali, y de otro un ala “mucho más radical, mucho más cercana a los intereses de los salafistas”.
Sebe se muestra optimista en cuanto a que Túnez pueda superar la crisis política actual, pero conserva la cautela. “De Túnez emana una importante señal para toda la región”, subraya, recordando que allí se inició la ola de revoluciones conocida como la Primavera Árabe. Y apunta que el país es ejemplo de una transición exitosa de la dictadura a la democracia, “por lo menos hasta ahora”.
Autora: Sarah Mersch/Emilia Rojas
Editor: Enrique López