Unión Berlín, historia e identidad berlinesa en su estadio
12 de febrero de 2021La pandemia ha dejado mudas las tribunas y los ecos de los jugadores en la cancha se cuelan por los pasillos vacíos, o semi vacíos en el mejor de los casos. Por lo general, son los jugadores y sus entrenadores los grandes protagonistas de las hazañas y fracasos sobre el rectángulo verde. Pero, ¿qué hay del estadio? Sin una guarida dónde festejar o llorar, la historia se escurriría como agua que necesita de un recipiente para ser contenida.
El Unión Berlín, al igual que su estadio, ha apostado por la paciencia que a paso lento ha logrado trabajar su camino a primera, pian pianito.
Hágalo usted mismo
Existen clubes que nacieron en cuna de oro. Cuentan con estadios multimillonarios y multiusos. Han sido edificados con todo lujo, incluso con el de la inmediatez. Otros, más modestos, ven lento el paso del tiempo y su evolución sucede a cuesta de las crisis que exigen cambios y derivan en transformaciones. El An der Alten Fösterei fue de hecho el estadio más grande de Berlín construido para uso único: jugar al fútbol. Es también un estadio que, literalmente, se puede decir que está hecho a mano.
Hay dos grandes momentos grabados en los libros de la historia dentro del fútbol alemán cuando se habla de iniciativas de hinchas poniendo el pecho a las balas. En 2004 el Unión Berlín cayó relegado a la Liga Regional (Regionalliga Nord) y los problemas financieros pusieron a la directiva a temblar: el recién llegado presidente del equipo, Dirk Zingler, un miembro del club y eterno seguidor del conjunto berlinés, no contaba con los 1,46 millones de euros que pedía la Federación para lograr el registro en la liga regional. La respuesta fue casi poética. En un acto heroico, los fans reunieron el dinero a partir de la donación de sangre, que en Alemania es pagada. La afición hizo una "transfusión de sangre” para mantener al equipo con signos vitales estables.
Y se logró. Sin embargo, el fantasma de la relegación los mandó un escalón más abajo, a la entonces cuarta división, para la campaña 2004/2005. Una liga propiamente semiprofesional. La decisión de Zingler fue correcta al apostar por mantener una plantilla profesional para ganar el campeonato que los regresara a 3ª Liga. Y se logró. Pero mientras que la directiva mantuvo a flote al equipo para subir a la recién inaugurada tercera liga, su estadio se tambaleaba pidiendo a gritos un salvavidas. Miles de euros era la salida obvia, dinero que el Unión no tenía. Los miles llegaron en volumen de fans que, con otra iniciativa memorable, bien pudieron abrir un capítulo en las carpetas de "hágalo usted mismo”. Y se logró. Unos 2.333 hinchas destinaron 140.000 horas de trabajo voluntario para construir sus gradas de pie, un símbolo de la experiencia de ir a ese estadio a apoyar al equipo durante 90 minutos sin descanso.
El año pasado, el An der Alten Fösterei cumplió cien años. En 2019 logró el ascenso para jugar su primera temporada en el máximo circuito del balompié alemán. Sí, por primera vez.
Cien años de identidad berlinesa
Si ese estadio pudiera hablar, tendría las credenciales para ser una voz de la historia contemporánea de una ciudad tan vibrante como lo es Berlín. Ubicado en Köpenick, en el sureste de la capital, el An der Alten Fösterei es casa de un equipo de fans de base trabajadora, tal como lo es el Schalke, su rival de esta jornada 21. Echando un vistazo a inicios del siglo XX, el apodo de "Schlosserjungs” (jóvenes acereros) habla claro de los orígenes del club.
Luego, tras la división política de Berlín resultado de perder la Segunda Guerra Mundial, el Unión congregó muchas de las voces disidentes del régimen en los tiempos de la República Democrática Alemana (RDA). Así, algunos clubes de fútbol del Este sirvieron como una especie de refugio y punto de convergencia para disidentes, punks y opositores al régimen. Algunos fueron sinónimo de posturas de extrema derecha, "skinheads” e incluso movimientos neonazis, pero solo en un intento juvenil por probar quién odiaba más a la Stasi.
Y mientras varios equipos del Este fueron asociados a estas fracciones ultraderechistas, el Unión Berlín se desmarcó de las mismas, aunque ciertamente puede ser definido como anti autoritario. En pocas palabras, se podría decir que no todo aquel fan del Unión era anti régimen, pero sí todo disidente era hincha del FC Unión Berlín. No es casualidad que "Eisern Unión ”, el grito que resuena en el An der Alten Fösterei, sea un llamado a recordar los orígenes y condenar la historia. Nina Hagen fue la encargada de entregar el himno del mismo nombre en 2006, una figura del punk y new wave de finales de los 70 y principios de los 80.
El 9 de noviembre de 2019, en el marco de la conmemoración de los 30 años de la caída del Muro, y con el Unión Berlín recién ascendido a primera división, se jugó por primera vez el derby berlinés en Bundesliga ante el Hertha. El An der Alten Fösterei guarda también ese pedazo de historia.