Wolfsburgo, asfixiado por el "dieselgate" de VW
8 de diciembre de 2016Había una vez, en el poblado e inhóspito bosque de la Bundesliga, una familia de creaturas que se hacía llamar "los lobos verdes”. Originalmente, su meta natural fue la sobrevivencia. Ocupaba sitios de menor importancia en la tabla, sin llegar a verse gravemente amenazada por el descenso. Vivía tranquila, jugando al fútbol sin mayores ambiciones.
En el torneo 2006/2007, las cosas comenzaron a cambiar. Pese a contar con un juego atractivo, apuntalado en pilares como Marcelinho o el argentino Diego Fernando Klimovicz, el club terminó en un peligroso lugar 15 de la tabla. Se encendieron las alarmas. La manada necesitaba un nuevo líder, y quienes la patrocinan lo encontraron en Felix Magath, a quien se le contrató no solo como nuevo entrenador sino también como director deportivo.
Un año más tarde, el club finalizó quinto en la tabla general. Magath cambió casi por completo las estructuras del Wolfsburgo. Echó a la basura la idea de depender de un delantero centro, y en cambio, puso en la zona de ataque a dos arietes de fama entonces discreta: el bosnio Edin Dzeko y el veterano brasileño Grafite. El concepto funcionó de maravilla, combinado con una sólida defensa y un Marcelinho convertido en un auténtico creativo.
Humillación al Bayern
La verdadera cúspide vino en el torneo 2008/2009. El Wolfsburgo no solo resultó campeón, sino que incluso humilló al Bayern Múnich de Jürgen Klinsmann aquel inolvidable 4 de abril de 2009, ganándole 5-1 en la Volkswagen Arena. Un gol de fantasía por parte de Grafite en el minuto 77 terminó de meter a aquel partido en los anales de la Bundesliga. De todos los lobos del bosque, Magath resultó ser el más sabio en aquel momento.
Ese campeonato de liga conforma el punto más alto en la historia del Wolfsburgo. Una cúspide que quizá jamás vuelva a alcanzar. Los años siguientes marcaron para el club una especie de "normalización”: altibajos apuntalados en movimientos muy concretos. Se fue Magath, Dzeko emigró a la Premier League (hoy juega en Italia), y Grafite a China. Una prometedora remodelación llegó con el nombramiento de Klaus Allofs como director deportivo.
Parecía que el club pisaba de nuevo el acelerador. Contrataciones como las de Ricardo Rodríguez, Kevin De Bruyne, Andre Schürrle o Luiz Gustavo prefiguraban intenciones ambiciosas. En el torneo 2014/2015, Wolfsburgo fue el máximo perseguidor del Bayern: terminó segundo en la tabla general con el mismo número de partidos perdidos que los campeones bávaros: cinco.
Un club asfixiado
Pero luego, el conjunto derrapó, y sigue patinando. La salida de De Bruyne el pasado torneo desequilibró por completo al club. Internamente, parece haber una crisis. Se fue el técnico Dieter Hecking. El seleccionado alemán Max Kruse, que había llegado con bombo y platillo, decidió emigrar a Werder Bremen. No fue el primero. Schürrle también optó por irse, él al Borussia Dortmund. Los dos máximos pilares que quedan en el club, Julian Draxler y Ricardo Rodríguez, parecen estar en vías de una pronta salida. Se contrató a Mario Gomez, sí, pero, ¿alguien lo ha visto?
En esta ocasión, no se ve reacción de apoyo por parte de la directiva. El aire que se respira en el Wolfsburgo se ha vuelto, para algunos, irrespirable en más de un sentido.
Mucho de ello responde al "dieselgate", caso que afecta, en medida aún incalculable, al consorcio Volkswagen, dueño absoluto del Wolfsburgo. La empresa inoculó a algunos de sus modelos con un software que alteraba las lecturas de emisiones contaminantes de los vehículos, en un escándalo cuya resolución parece estar lejana. Los números de la empresa se han visto afectados por indemnizaciones y otros costos, y el Wolfsburgo pagará parte de los platos rotos.
Futuro incierto
Medios como el Bild Zeitung estiman que la ola de recortes derivados del escándalo afectará el apoyo que Volkswagen da a su equipo de la Bundesliga. Se habla de entre 20 y 30 millones de euros y no se descarta la posible venta de jugadores que, como Rodríguez o Draxler, podrían traer buenas cantidades a las arcas del club.
Evidentemente, esto tendría gran impacto en el desempeño deportivo de los lobos verdes. Allofs, cuyo proyecto para el club está en juego, dijo recientemente en el programa Doppelpass en cuanto al futuro del Wolfsburgo: "Veremos cuáles son las metas de Volkswagen: estar entre los primeros de la Bundesliga, o solo como club para los hinchas locales.”
El consorcio decidirá, y lo más probable es que lo haga con base en criterios absolutamente financieros. Si es así, los brillantes momentos que escribieron Magath, Dzeko y Grafite estarán más lejanos que nunca. Y para los lobos verdes, el bosque se volverá mucho más oscuro.