Yad Vashem: la memoria del pueblo judío
15 de marzo de 2005No era el día apropiado para grandes maniobras diplomáticas. Ni fue ésta una visita más a Israel. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, se reunió desde luego con su homólogo israelí, Silvan Shalom, e incluso con representantes de la oposición de ese país, y aprovechó de alabar el acuerdo sobre la entrega de Jericó a las autoridades palestinas. Pero mantuvo la reserva del caso. Porque el motivo central su viaje -la inauguración del nuevo museo del Holocausto, en Jerusalén-, resulta sin duda especialmente sensible, sobre todo para un ministro alemán.
Responsabilidad que no caduca
En breves declaraciones formuladas antes de la ceremonia, a la que asistieron mandatarios de 40 países y cerca de 2.000 invitados oficiales, Fischer indicó que la responsabilidad de Alemania por el Holocausto "no caduca" y también las nuevas generaciones deben asumirlo. "Esta es la base de las especiales relaciones que sostenemos con Israel y de nuestra inquebrantable defensa del derecho a la existencia de Israel y del derecho de sus ciudadanos a vivir en paz", subrayó el jefe de la diplomacia de Berlín.
El homenaje rendido a los seis millones de víctimas judías del nazismo no sólo implica una sobrecogida mirada a este negro capítulo de la historia, sino una exhortación para el presente y el futuro, como lo subrayó Kofi Annan. "La ONU tiene la sagrada responsabilidad de combatir el odio y la intolerancia", afirmó el secretario general de la organización, recordando que el mundo debe permanecer alerta ante cualquier rebrote de racismo o antisemitismo.
El testimonio de las víctimas
Contribuir a ello es lo que se propone el museo de Yad Vashem, manteniendo vivo el recuerdo del Holocausto. Una tarea tanto más necesaria ahora que, a medida que van muriendo los sobrevivientes de los campos de concentración nazi y los testigos oculares del genocidio, ese horror corre el riesgo de convertirse en algo abstracto. En una superficie de 4.200 metros cuadrados, se combate ese peligro con diversos recursos, incluyendo los multimediales: en cientos de pantallas, las víctimas cuentan su propia historia al visitante.
Yad Vashem se convierte así, según palabras del primer ministro israelí, Ariel Sharon, en la "cámara de la memoria del corazón del pueblo judío". Y es también un recordatorio para las nuevas generaciones alemanas que, como señaló el Premio Nobel Elie Wiesel, no son culpables del Holocausto, pero sí responsables de preservar su memoria.