A Fráncfort se ha invitado a una cultura europea muy antigua
5 de julio de 2007Desde hace más o menos veinte años, la Feria de Libro de Fráncfort se enfoca hacia un país como punto central. Para la edición de 2007, por primera vez, se invitó al catalán, una lengua que rebasa las fronteras de la Cataluña española. Acerca de la lengua catalana y lo relevante de esta invitación a una de las más importantes citas en el mundo del libro, DW-WORLD conversó con el lingüista Johannes Kabatek, director del Seminario de Lenguas Románicas de la Universidad de Tubinga.
DW-WORLD: Se habla del ámbito lingüístico catalán. ¿Cómo hay que entender este término?
Johannes Kabatek: Un ámbito lingüístico se puede definir de varias maneras, pues las lenguas no son, en el fondo, necesariamente territoriales. Hay lenguas, como el español o el inglés, que por un lado tiene sus territorios y por otro se hablan a nivel internacional. La lengua catalana se habla territorialmente en varios países europeos, es decir no es una lengua que corresponda a un país como el portugués al Portugal o el español a España, sino que se habla tanto en Francia, como en España, como en un pequeño enclave de la isla de Cerdeña. Es decir, es un territorio lingüístico que va más allá de países, y siempre convive con otras lenguas: con el español, con el francés, y con el italiano y el sardo.
La invitación a la Feria del Libro de Fráncfort ha provocado cierto malestar en España. ¿Diría usted algo equivocado en el reconocimiento a esta lengua?
La respuesta no es tan fácil. Hay que puntualizar que la invitación es a la cultura catalana, no a la lengua. La cuestión que se planteó fue ¿qué significa cultura catalana? ¿Es la cultura catalana también la de habla española o sólo la de lengua catalana? Por un lado se invitó a la cultura catalana, porque la cultura catalana de algún modo se define mediante la lengua catalana. Al mismo tiempo, hay que decir que en la Cataluña española, por ejemplo, la mayoría de los hablantes tienen el español como lengua materna.
Por lo tanto la presencia de la cultura catalana no es excluyente. Los escritores que se expresan en español, también van a tener su presencia en la Feria del Libro de Fráncfort. Pero durante su preparación hubo ciertas posiciones extremas: algunos que decían todo tendría que ser únicamente lengua catalana, y otros que decían que la cultura catalana abarcaba todo lo que se hacía en las regiones catalanas.
Teniendo en cuenta que es una lengua que se habla en varias regiones, ¿por qué llamarla catalán?
En la Comunidad Valenciana se habla algo que todos los lingüistas siempre han considerado una variante del catalán. No obstante, los valencianos mismos la llaman valenciano; y en Mallorca hablan de mallorquín y no de catalán, a pesar de que en Mallorca existe mayor conciencia de que el mallorquín es un dialecto del conjunto lingüístico catalán. Quizá ese afán por llamarlo según la propia región tenga que ver con el miedo a una especie de una dominación de fuera. Que Barcelona sea la que decida sobre la norma lingüística para Baleares y Valencia.
Yo como lingüista lo veo menos problemático, porque se puede se puede ser y hablar valenciano y considerarlo parte del catalán. Yo hablo un dialecto que es el suabo y al mismo tiempo digo que es alemán. No es un problema real, pero se ha creado, a raíz de esa distinción -a veces por razones políticas e ideológicas- un conflicto.
En las escuelas de Mallorca se enseña la variante de Barcelona, precisamente por los libros de texto. ¿No es esto una cuestión política, no es una especie de "imperialismo" de Cataluña en la lengua catalana?
El problema radica un poco en la historia del catalán. Como es una lengua que nunca ha tenido un Estado -como el francés o el italiano- está en la típica situación de no tener un estándar aceptado en todo su territorio lingüístico. Existe una Academia Catalana desde inicios del siglo XX, con participación siempre de valencianos y de mallorquines. Pero la población -a falta de tradición de un estándar unitario- siempre veía su dialecto como la lengua propia.
En comunidades con más tradición estatal, eso no ocurre. Los bávaros o los suabos nunca diríamos, por ejemplo, que no vamos a aceptar el alemán estándar porque es una cosa ajena. En la actualidad, con mucha sensibilidad -más en Mallorca que en la Comunidad Valenciana- se trata de enseñarle a la gente que las variedades locales sí son compatibles con un estándar superior que permite la comunicación escrita, por ejemplo.
¿En qué momento se vuelve una variante el estándar? ¿No es eso también una cuestión política?
Todas las grandes lenguas de cultura de algún modo son producto de una historia que empezó con un pequeño dialecto. Por ejemplo el dialecto de la isla de Francia (París y sus alredores), que después llegó a ser la lengua francesa mundialmente hablada. O el pequeño dialecto del rincón de la montaña de la Cantabria del que nace el castellano, que ahora como español es lengua a nivel mundial. Es decir, no hay un momento preciso, es un proceso histórico. Y a veces cuando estamos en el medio de ese proceso algunos miran hacia el pasado, hacia lo que ya no es; y otros miran hacia el futuro, hacia lo que todavía no es.
En este caso, si los mallorquines aceptan para ciertos fines -evidentemente no para el habla de todos los días, pero para la lengua escrita- el estándar del Institut d´Estudis Catalans y los valencianos también, eso facilitaría la comunicación en una comunidad lingüística. Evidentemente sólo se puede hacer contando con la voluntad de los hablantes de cada región.
Hoy se invita a la cultura catalana, mañana podría invitarse a la gallega por ejemplo ¿Cuál es su opinión como lingüista?
Yo veo reacciones muy positivas frente al reconocimiento de una cultura europea antigua que es la cultura catalana. Si mañana se invitara a la cultura gallega, pues yo estaría encantado, creo que la cultura gallega es también una cultura rica y poco conocida en el mundo. Claro está que la Feria del Libro en el fondo es una feria del mercado del libro. Y el mercado del libro gallego es mucho menos interesante que el mercado del libro catalán. Entonces, dudo bastante que se llegue a invitarla, pero me parecería perfecto.