Mustafá Jalil: el rostro de la revolución en Libia
23 de agosto de 2011Hasta hace pocas semanas, Mustafá Mohamed Abdul Jalil era poco conocido más allá de las fronteras libias. Trabajó durante años como abogado del estado y como juez en Trípoli, antes de convertirse en ministro de Justicia de Gadafi durante casi cuatro años. Sin embargo, su gestión no sobresalió por su fidelidad al dictador, sino por propuestas políticas propias, que en ocasiones fueron en contra de Gadafi.
Defensor de los derechos humanos
En 2009, Jalil puso de manifiesto que las condiciones de vida de los presos encerrados en la temible cárcel libia de Abu Salim no eran las adecuadas. Después de esto, se distanció de forma patente de la política de Gadafi. Un año más tarde, denunció de nuevo la situación en la prisión de Abu Salim, manifestando que "los prisioneros no solo estaban allí sin motivo, sino que además no se respetaban los derechos humanos." Según él, debían ser liberados de inmediato. Pero el aparato del estado no lo permitió. Sin embargo, Amnistía Internacional alabó públicamente sus esfuerzos. Desde ese momento, Jalil se ganó fama de ser un espíritu independiente dentro del Gobierno. No obstante, este hombre de rala barba gris permaneció en un segundo plano, sin enfrentarse abiertamente con el dictador.
Presidente del Consejo de Transición Nacional de Libia
Su gran momento llegó a mediados de febrero de 2011. Durante el asedio rebelde a Bengasi, algunos manifestantes pacíficos fueron tiroteados por las tropas del Gobierno. Jalil decidió entonces dimitir de su cargo para fundar el Consejo de Transición Nacional. Durante la lucha contra las tropas de Gadafi, puso de manifiesto en una entrevista telefónica la falta de escrúpulos del dictador libio: “Conocemos la moral de Gadafi y su forma de actuar. No le importan ni Libia ni los libios. Es capaz de prender fuego a Trípoli, poner coches bomba e incluso utilizar su arsenal de gas. Tenemos presentes todas estas posibilidades y estamos preparados para cualquier cosa que pueda suceder.“
El pasado mes de marzo, Jalil instó a la comunidad internacional a intervenir para ayudar a los rebeldes libios. Durante los meses siguientes, actuó como líder del movimiento de oposición. Su visita a Sarkozy en el Palacio del Elíseo francés constituyó uno de los puntos de inflexión de su trayectoria última. A partir de ese momento, se reconoció al Consejo de Transición Nacional como legítimo representante del pueblo libio y al propio Jalil como su presidente.
Tras la entrada de los rebeldes en Trípoli, Jalil se ha venido preocupando de mantener el orden público y de que prevalezcan los principios democráticos: “Esperamos atrapar vivo al tirano para poder procesarlo ante los ojos del mundo“, dijo Jalil. Poco después advirtió a sus seguidores de no tomaran venganza contra quienes apoyaban a Gadafi, amenazando con retirarse si no cumplían con estas órdenes.
Editor: Pablo Kummetz